H3L3n4 4c02†4
El filósofo griego Heraclito determino desde la asersion del pensamiento, la imposibilidad de la permanecia del cambio continuo a afimar que Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña. Sin embargo, la realidad venezolana pareciera ser inmune a esta condición. El tiempo sucede y el pais se encuentra en un entramado de corrupcion, violencia y abuso del poder cada vez más complejo y desmoralizador. La presente columna es un espacio dedicado a disertar sobre las realciones entre cultura y tecnologia, sin embargo, encuentro pertinente en el actual momneto revisitar la puesta en escena Danser Imbellum realizada por la artista Violette Bule en el 2014.
El trabajo de puesta en escena de Violette Bule nos emplaza en espacios temporales que desde la fantasía interpretan realidades contemporáneas. Sus creaciones, crónicas del contexto inmediato, interrogan sobre el devenir histórico en relación a las estructuras de poder. Bule cuestiona y al hacerlo el espectador se ve expuesto frente a situaciones visuales que detonan dos niveles de entendimiento: lo subjetivo de lo representado y lo real objetivo de lo cuestionado.
Tal es el caso de la obra Danser Imbellum. El honor es mi DIVISA (2014), realizada en el auge de las protestas estudiantiles en contra del régimen chavista-madurista en Venezuela. Estas demostraciones de descontento fueron marcadas por un excesivo abuso de poder que degeneró en preocupantes violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas militares en sus procesos de represión. Las denuncias por parte de los estudiantes fueron el detonante para la mencionada obra de la artista. En este sentido, siguiendo las acotaciones de Umberto Eco (1963): “[…] el análisis formal de los mecanismos estructurales de una obra […] no lleva de ningún modo a considerar la obra como un fin en sí mismo […], sino precisamente a proporcionar los instrumentos para comprender las relaciones entre la obra y su contexto cultural”.
Danser Imbellum es una obra de lectura compleja. Bule, estratégicamente establece conexiones cognitivas entre los entes institucionales, el abuso de poder y la represión sexual en el contexto autoritario venezolano; particularmente dentro de las fuerzas militares. El título de la obra nos sugiere el tono desafiante de la imagen, un cuestionamiento a la “hombría” dentro del contexto de la cultura machista latinoamericana. Los modelos que encarnan los militares en la escena son abiertamente homosexuales; una condición que, por sí misma, merma en importancia. La escena nos muestra a un grupo de hombres uniformados, cuya disposición espacial nos recuerda a La Danza de Henri Matisse (1910). Pero, a diferencia de las delicadas bailarinas de principio de siglo XX, estos danzantes contemporáneos se sujetan los unos a los otros por sus penes. Esta clara referencia sexual, retratada desde un ángulo grotesco, no es casual. La artista denuncia la falsa moral dentro de la milicia Venezolana. En este país, estar en la milicia y ser homosexual compone un cuadro dramático, pues las preferencias sexuales y de género son institucionalmente prohibidas, causantes de deshonra social y forzadas a ser reprimidas en el ámbito de lo público por las autoridades del gobierno.
Desde la simbiosis, la obra funciona como imagen reflejo de la psiquis traumada, llena de miedos e inseguridades. La artista apunta a la represión sexual que se libera a puertas cerradas bajo el manto del poder. Esta pieza publicada en el año 2014 en las redes sociales, ocasionó apasionadas discusiones a favor y en contra de ésta. A pesar de que en Venezuela son repetidas las historias de violaciones a los derechos humanos por parte de este colectivo, no es común la reflexión y la denuncia ante hechos y noticias de militares que violan y abusan brutalmente de estudiantes capturados en protestas cívicas y pacíficas, así como la muerte de transexuales y homosexuales provocada por actos de violencia. Sin embargo, usuarios de las redes sociales se mostraron escandalizados cuando, desde la ficción, la artista retrató a un grupo de militares en una escena homoerótica. Es la ironía de la ficción, el poder de la creación.
La obra Danser Inbellum pertenece a la serie titulada por la artista Detonaciones, y comprende una serie en progreso de escenas de un país en crisis. Conceptualmente, esta serie revela las fisuras de una estructura sociopolítica basada en el estancamiento e institucionalización de dinámicas retrógradas y violentas. Resalta la tiranía del régimen que gobierna y moldea las dinámicas sociales del país. En el universo de lo atinado, el adjetivo Imbellum es uno de los orígenes etimológicos de la palabra “imbécil”. En Roma era el adjetivo que definía a aquellos que eran incapaces de ir a la guerra. Estas son las bailarinas Imbellun, que bajo el falso estandarte del honor como divisa, son los protagonistas de las situaciones más deshonradas de nuestra historia contemporánea, conformando el grueso de la estructura política Venezolana.
Helena Acosta.
U. Eco, 1963. ‘Un consuntivo metodologico’
Helena Acosta