Articulo: …mas alla de la fotografiia

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EL NACIONAL – Martes 01 de Abril de 2008 Escenas/2

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La ONG …más allá de la fotografía

GERARDO ZAVARCE

El miércoles 26 de marzo se llevó a cabo en la sede de la ONG (Organización Nelson Garrido) la presentación del catálogo La ONG más allá de la fotografía y la despedida de Marc Caellas (asesor de la Consejería Cultural de la Embajada de España en Venezuela). Indudablemente, la ONG es otra cosa; Juan Carlos Palenzuela lo advirtió en una ocasión al referirse al surgimiento de los nuevos espacios: Periférico Caracas, La Carnicería y Oficina #1, entre otros, y lo hizo entre paréntesis: “(Un lugar extraño, al margen, absolutamente retador, es la ONG)”. Y así quedó demostrado en este catálogo que recoge, a través de diversos textos y fotografías, varios años de intensa labor colectiva en torno a la “pedagogía de la imagen”. Pero no voy a hablar sobre la ONG, pues no puedo ser neutral, creo que lo más justo es invitar a los lectores a desplazarse hasta la avenida María Teresa Toro, entre las calles Cuba y Centroamérica de la urbanización Los Rosales de Caracas y ubicar la quinta Carmencita (la casa amarilla con rejas negras), para que experimenten por cuenta propia todo lo que se narra en este catálogo que, al igual que la ONG, está “construido alrededor de la imagen y la sensibilidad”. Lo mejor para entender lo que pasa en la ONG es dudar de lo que pasa en la ONG. Así lo expresó Joan Fontcuberta: “Dudar no es sólo un requisito para el conocimiento: es un acto político. Y tiene todavía más sentido esta cuestión en aquellos regímenes de escasa transparencia democrática, en los que el discurso propagandístico ahoga toda discrepancia. La verdad no existe, pero si existiera sería plural”. Pues así es la ONG, un ejercicio de pluralidad. No quiero hacer propaganda, porque ahoga, pero allí conviven transgéneros, fotógrafos, homosexuales, anarquistas, líderes comunitarios, artistas visuales, santos malandros, cucarachas, tupamaros, gatos, embajadores, punks, el Príncipe Negro, agregados culturales, poetas, chavistas, encopetadas desprevenidas, profesores universitarios, indígenas, opositores, bailarines, comunicadores, performancistas, maquilladores, gastrónomos, críticos de arte, conformistas e inconformes, críticos, curadores y curanderos, libros (muchos libros), una azotea, en fin, todo un ejercicio de diversidad. Lo importante allí es que nadie –ninguno– tiene la razón absoluta, ni siquiera la NG de la O. Las únicas razones son las que se construyen constantemente entre las miradas y las voces de los que participan activamente en ella. El diálogo es dialéctico y todo esto está expresado, de forma gráfica y textual, a través de las páginas del catálogo. Sin embargo, ya saben, hay que dudarlo todo. El escepticismo es un instrumento de liberación. Entonces, lo mejor es ir por cuenta propia y corroborar lo que una mayoría comenta sobre la ONG. Por ejemplo, no hay que creer a ciegas lo que escribió Marc Caellas en su ejercicio, aún inconcluso, de aprender a leer nuestros contextos: “La ONG ha sido, es y será imprescindible en el recuerdo de los más de cuatro años que he vivido en una ciudad que si dejó de ser sucursal del cielo es porque se dio cuenta de que el infierno es más divertido”. Espero que Marc Caellas sepa que no sirve de nada encomendarse a los santos malandros fuera del infierno caraqueño.

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