Conversatorio El retrato – autoretrato
con Vasco Szinatar.
Sábado 06/08/2016 – 6pm
Fotógrafo y escritor. Hijo de Andrés Szinetar, de origen rumano, y Esther Gabaldón. Realizó estudios superiores en la Escuela de Cine León Schiller en Lodz, Polonia, entre 1970 y 1972, y en la London International Film School entre 1973 y 1976, año en que obtuvo el diploma de Art Technique of Film Making. Entre 1985 y 1988 fundó y coordinó la galería de fotografía El Daguerrotipo, que funcionó en el foyer del Teatro Municipal (Caracas) y donde la expresión fotográfica encontró un espacio privilegiado de atención. Szinetar ha participado en numerosas exposiciones colectivas y salones. Como fotógrafo ha publicado Retratos (Caracas: Monte Ávila, 1987) y también ha publicado poemarios. Asimismo, ha colaborado en libros como La hoja que no había caído en su otoño, de Julio Garmendia (Caracas: Las Voces de Orfeo, 1979); Así es Caracas, de Soledad Mendoza (Caracas: Ateneo de Caracas, 1980); Cuarenta años después (Caracas: Grupo Credival, 1983), y Jacobo Borges, de Dora Ashton (Caracas: Armitano, 1986). Sus fotografías han aparecido regularmente en publicaciones periódicas como las revistas Zona Franca, Calicanto e Imagen y en periódicos como El Nacional y su suplemento cultural, Papel Literario, sobre todo como retratista de personajes como Émile M. Cioran (colección GAN), John Ashbery (colección GAN) o Tadeus Kantor, a los cuales ha registrado en América y en Europa. En este aspecto, las fotos reportajes de Szinetar, quien ha usado con fidelidad su cámara de 35 mm, han tendido a sobrepasar el simple registro para volverse indagaciones sobre el soporte fotográfico y la psicología de los retratados. La GAN posee una colección importante de retratos de Szinetar. Según Rafael Arráiz Lucca, la línea periodística de Szinetar “siempre rebasa el plano reporteril” (1991, s.p.). Por su parte, Víctor Guédez, en su capítulo sobre el fotógrafo en La poética de lo humano en 5 fotógrafos venezolanos (Caracas: Conac, 1997), distingue cuatro series fundamentales en Szinetar: Los retratos, Los espejos, Los contactos autorretráticos y Los riesgos. La primera serie inserta a Szinetar en la gran tradición fotográfica del retrato, cuyos exponentes más cercanos son Henri Cartier Bresson o Arthur Penn. Como en éstos, los personajes de Szinetar son artistas, muchas veces escritores, que el fotógrafo trata, para usar un término fotográfico, de revelar. En la serie Los espejos, continúa su objetivo primordial de capturar la presencia de personalidades pero realizando las tomas en baños e incluyéndose en el reflejo. Como toda ironía no comprendida, muchas de estas fotos se ven comprometidas con la banalidad aunque hacen de los retratados las “víctimas” de un fotógrafo entrometido en un juego de espejos. En Los contactos autorretráticos, el baño y el espejo se sustituyen “por la presencia frontal del fotógrafo que asume la intención de un contacto con el personaje […]. En lugar de interactuar a través de la cámara, él interactúa también con la máquina. En lugar de ver desde dentro, él es visto igualmente desde fuera” (Guédez, op. cit.). Tal vez la serie más personal de Szinetar siga siendo Los riesgos, fotografías intervenidas con procesos químicos en el laboratorio durante los procesos de revelado, ampliación y copiado. Esta serie iniciada en 1980 fue expuesta por primera vez en la colectiva “El riesgo” (Los Espacios Cálidos, 1984). En ella, rostros o desnudos “se disimulan con caprichos oníricos desafiantes. Son afirmaciones disimuladas o espejismos simulados que permiten reunir el simulacro de una expresión sugerente” (Guédez, op. cit.). Guédez concluye que la obra de Szinetar revela “una constante reflexión sobre la transitoriedad y el deterioro del ser humano. En este orden, sus obras promueven lo momentáneo de un instante que luego se convierte en la referencia para la confrontación con un indetenible devenir”