DEFENDAMOS EL ESPACIO LIBRE, CREATIVO Y AUTONOMO DE LA UNEY

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La intempestiva decisión de destituir de manera abiertamente ilegal al escritor Freddy Castillo Castellanos como Rector de la UNEY, revela una vez más el tratamiento agresivo y desconsiderado que el gobierno nacional le ha dispensado a las Universidades venezolanas. La resolución mediante la cual sustituyen (o pretenden sustituir, por ahora) a las legítimas autoridades de la UNEY, fue tomada durante el período vacacional, sin que mediara previamente comunicación alguna con el Rector, por parte de la titular del Ministerio de Educación Universitaria. No siendo, ni el Rector ni el Vicerrector de la UNEY, funcionarios de libre remoción, es evidente que debió arbitrarse un procedimiento distinto. Y sólo si existieran causas para ello. Como lo estableció la resolución de su nombramiento, ellos están cumpliendo un mandato que vence en noviembre del 2012. No antes.  Pero ocurrió lo que hemos visto: la aplicación cobarde de un método sumario y brutal que también se llevó por delante las más elementales normas de deferencia y cortesía.

¿Por qué se adopta una decisión así y de esa manera? Este asalto a la UNEY hace pensar en que se ha fortalecido una línea de acción contra todo espacio público que mantenga actualmente niveles importantes de libertad y de no sumisión a cualquier dictado del poder político imperante. De acuerdo con esa línea, basta cualquier asomo de duda o crítica, para que se desate en su contra la orden de su exterminio. Unos académicos como Castillo Castellanos y Najul, que nunca han antepuesto a su compromiso universitario adhesiones ideológicas –que honestamente las tienen-, son un estorbo para el sectarismo de muchos de sus compañeros de viaje.

¿Conocen los autores del artero desaguisado lo que la UNEY representa en el ámbito universitario venezolano e internacional? Esta pregunta retórica es el motivo fundamental de estas líneas. Lo es, porque la decisión adoptada irresponsablemente por el Ministerio de Educación Universitaria pone en peligro experiencias, proyectos y planes académicos innovadores que la UNEY viene adelantando con calculada audacia e imaginación. Mencionamos sólo algunos:

1. La fundación y consolidación de una institución universitaria pública con carreras no tradicionales que, por vez primera en Venezuela, aplica el concepto de experimentalidad para la creación intelectual y organizativa y no para actuar de manera dependiente y subalterna.

2. La organización de una comunidad universitaria no dividida en gremios ni en estructuras profesionales rígidas, sino cohesionada en una entidad horizontal donde todos (docentes, administrativos y obreros) trabajan en función del bienestar colectivo y del desarrollo de la institución.

3. El ensayo, mediante espacios académicos abiertos y conexos, de una estructura flexible que impide la burocratización del conocimiento y el intercambio de saberes con ámbitos extrauniversitarios, como se demuestra en la aplicación del programa “Darcy Ribeiro”, a través del cual se incorporan a las carreras formales de la universidad estudiantes no regulares.

4. La inserción real, no forzada ni simulada, de lo humanístico, como una orientación básica para todo tipo de conocimiento.

5. La puesta en marcha de propuestas formativas en el área de la alimentación,   con una orientación integral que permite la armonización de diversas aristas del tema y que ha facilitado por vez primera en el país la enseñanza de la cocina como laboratorio primario de la cultura y como herramienta esencial para los  propósitos de soberanía alimentaria.  Para nadie es un secreto el buen trabajo de la UNEY por la cocina tradicional venezolana.

6 El desarrollo y consolidación de un espacio de Diseño Integral, único en Latinoamérica, que ha convertido a la población de Guama en un centro de  innovación y creatividad, reconocido dentro y fuera del país, tal como lo revela la estima que se tiene por sus diversas publicaciones y trabajos.

7 La inclusión del turismo como un saber cultural dirigido a la formación de servidores, sobre la base de principios y valores y no sólo de destrezas técnicas.

8 Concebir el deporte como un hecho de la cultura y proponer una formación integral de profesionales en el área, capaces de gestionar la actividad deportiva en diversos ámbitos.

9 La creación y desarrollo de cátedras como la “Briceño Guerrero” y “Pedro Cunill Grau”, para el estudio del pensamiento latinoamericano y la ciencia y cultura del territorio, respectivamente.

10 El haber aplicado exitosamente el primer programa de formación integral de Cronistas en Venezuela.

Todo lo anterior, así como otras actividades no señaladas acá, representa un amplio espectro de gestión académica que corre el riesgo de ser interrumpida, desmejorada o simplemente suprimida, de consumarse el asalto politiquero, perpetrado en contra de la UNEY.

Quienes han tenido la ocasión de conocer de cerca esta universidad entusiastamente abierta al debate, saben la magnitud y dignidad de su trabajo libre y amplio. Y si también conocen el ánimo del zarpazo de que ha sido objeto, tienen razón para indignarse y protestar, como lo hacemos quienes suscribimos este escrito.

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