Espacios de Silencio / Mafe Izaguirre

 

Advertencia: Este es un ejercicio libre de pensamiento y escritura. Usted puede encontrarse con bellos y significativos errores, unas muy malas conductas gramaticales y naturales contradicciones pero aún así entretenerse. Si quiere establecer contacto conmigo puede escribime a: mafelandia@gmail.com estoy abierta a la crítica constructiva y también a la destrucción masiva e inmoral.


Los Hilos del Caos
Diálogo Patético #2: Espacios de Silencio

Por Mafe Izaguirre y Enrique Enriquez.
Agosto 2018


Why should I buy a bed when all that I want is sleep ? A chamber film with Robert Lax*
E:

En un ensayo sobre la traducción homofónica, Charles Bernstein escribió:

En la poesía occidental, el canto de los pájaros ha sido una metáfora fundamental de la poesía, especialmente la canción del ruiseñor. La primera poesía homofónica sería la imitación del canto de los pájaros en el lenguaje humano. Robert Grenier tomó esto casi literalmente, escribiendo una serie de poemas en 1975, Sentences Toward Birds que transcribieron, en “americano vernáculo”, los sonidos “reales” de los pájaros en su entorno inmediato“.

Tomé dos de las oraciones de Grenier:

 

why you say you see later

y

leaf and the ands as laterly

 

y las traduje de vuelta a “los sonidos “reales” de los pájaros”. (Anexos).

P.D: Grenier, junto a Robert Lax, es uno de mis poetas favoritos. Curiosamente Lax pasó la segunda mitad de su vida en la isla de Patmos, convertido en una especie de ermitaño. Grenier también vive una vida solitaria, entre los árboles de Vermont, a varias horas de aquí.

MF:

¿Consideras que nuestro tiempo necesita una manifestación de vida en la esfera de lo no lingüístico? Pareciera que la belleza -ese soplo- se ha movido a lo íntimo, como escapando de su devaluación en el proceso, formulación y producción del objeto de arte.

¿Por qué harîa falta la palabra, el lenguaje. El ser entendido?

E:

Desde el movimiento de las nubes hasta el crecer de las uñas, la vida se manifiesta en lo no lingüístico. Hasta hace poco correspondí con un poeta que habla Malayalam, uno de los 22 lenguajes de la India. El Malayalam (la palabra es un palíndromo) se habla en ángulos abruptos y tirabuzones. Mirar lo que el hombre escribe es entenderlo al nivel de su realidad concreta, donde una palabra tiene la misma dignidad que un árbol.

Un día, me envió una foto: Un hombre monta una bicicleta en una calle inundada. Conforme las ruedas cortan el agua, generan estelas. La cadencia de esas líneas marca un tiempo en el cual cubren el espacio, es decir, son un texto. La escritura es apretada en el punto de contacto entre las ruedas y la carretera, y se vuelve progresivamente suelta cuando el hombre se aleja. Es un texto que continúa creciendo mucho después de que el escritor se ha ido. Esa es la condición que desea todo el que escribe.

En estos días descubrí que los italianos tienen una palabra para nombrar a un “hombre que habla como pájaro”. La palabra es chioccolatore. No viene de uccello, que es una de las palabras para pájaro más bellas que existen, sino de chiccolare, es decir, trinar. Los italianos me dieron una palabra que nombra mis deseos: hablar como un pájaro, ser entendido sin decir nada. Desde que conseguí la palabra chioccolatore me ha estado rondando una idea: los nombres son zapatos ajenos. Hoy fui a comer chino. Con la cuenta vinieron las galletas de la fortuna. Nunca las leo. Hoy traté de llevarme la contraria. El mensaje decía: “One can never fill another’s shoes, rather he must outgrow the old shoes.

Ese momento de estupefacción cuando un signo grita, existe más allá de las palabras y nos pone en contacto con un linaje de poetas que entendieron la poesía como un evento extra-literario: de los Surrealistas a los Letristas, que se convirtieron en Situacionistas, de ahí a Fluxus y al arte conceptual. Para muchos de ellos la belleza era un encuentro íntimo con la realidad. Me gusta pensar que ese linaje empieza con un cuento de Mallarmé “El demonio de la analogía“. En el cuento, el narrador sale de su casa repitiendo constantemente una frase que le vino a la cabeza. Eventualmente, de tanto repetirla la frase toma otra forma. De pronto, el narrador se da cuenta que sus pies lo han llevado a una aparición: esa forma que ha vendido escuchando como un eco se encuentra frente a él, en la vida real. Esa es una belleza que nos inspira a confiar solo en las cosas que provocan en nosotros silencio o risa.

MF:

Romper el zapato también podría significar que la inmortalidad puede no seguir siendo el fin último del escritor o del artista. Más medios de comunicación, la posverdad, las ilusiones más y más efímeras; cualquier gesto es un valor estético. Vivimos en estado de esquizofrenia, en shock, saturados. (Asustados). Pareciera que encontramos un límite y nos estamos repitiendo. Como si no encontrásemos nada más qué decir. Poco silencio y una risa muy burda.

El ser relevante cuesta $70 por Mafe Izaguirre

E:

No te preocupes por nada de eso. La oferta externa, que se manifiesta en diversos grados de vulgaridad, existe solo para quienes ponen toda su fe en la vida diaria.

Muy a menudo pienso en Hugo Ball. Hay momentos en los que hemos querido ser el Hugo Ball del Cabaret Voltaire, vestido como un obispo de cartón recitando disparates. Ese es el Hugo Ball que creía haber logrado la alquimia de la palabra.

Otras veces nos sentimos atraídos por el Hugo Ball que se mudó a las montañas suizas con una máquina de escribir y una cabra. Sus vecinos lo recordaban como alguien con quien podían hablar.

MF:

No me precuparé más por eso.

E:

Todo es parte del dialogo.

MF:

Hace poco, pasé unos días en el campo. Me senté un rato en un banco a contemplar los árboles y la luz. Un lenguaje indirecto de formas, fuerzas y sensaciones. Las ramas que crujían bajo mis pies eran espacio y el olor a tierra húmeda, una textura. Me quité los zapatos. La mirada, todos los sentidos eran voces del silencio. Un lenguaje fonético desprovisto de intelectualidad. Yo siento eso mismo con mis máquinas. No pienso. ¿Cuál es la relación del mundo con el sonido?

E:

Le pregunté a un cura amigo mío: “¿Crees que podemos ayudar a otros desde la forma y no desde la ideología? ¿Podemos darle a alguien una manzana sin hablar del pecado original?” El cura se convirtió en una mosca dándose cabezazos contra la ventana.

La luz de tus máquinas es como mis voces de pájaro, maneras discretas de conjugar la presencia. El que está frente a tus máquinas, el que recibe mis voces, acepta luces y sonidos como realidades concretas. Estoy seguro que en sus mentes las luces suenan y las voces tienen colores. Donde quiera que uno pone alma, hace alma.

Nunca recuerdo mis sueños. Cada noche cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir ya es el día siguiente. De vez en cuando recibo reportes de gente diciendo: “Anoche te vi en un sueño, haciendo tal o cual cosa”. Esta mañana me escribió una amiga de Argentina:

“Soñé que me mostrabas unos pájaros, que se posaban en los cables de teléfono, y decías: “Ellos no recuerdan, porque no hay nada que recordar. Toman el sonido, tal cual es, lo expresan y luego lo olvidan. De esa forma, se alinean en los patrones de la naturaleza. Utilizar las palabras es una metáfora disociada.

Todo esto lo decías sin palabras.”

Ese otro yo que la gente ve en sus sueños siempre está un paso adelante de mi. Me he dedicado a imitarlo.

MF:

Me parece que has traspasado el plano. Creo que éste, es el secreto que guardan los puntos: el desdoblamiento. Llevo ya dos años estudiando el círculo, lo dibujo, lo contemplo, lo leo y leo lo que han escrito sobre él.

Soñé contigo una vez, me dijiste que era absurdo demostrar cómo sucedía el lenguaje. En el sueño, justamente deliberamos el tema de traspasar los planos. Me mostrabas con tu presencia, un estado anterior a la palabra. Estabas en un lado de la realidad y en el otro al mismo tiempo.

Apareciste en otro sueño. En esta ocasión, sentado sobre una gran roca desde donde lo veías todo. Vestías una túnica y me mirabas fijamente. Nos comunicábamos por imágenes; ni una sola palabra. Eras el único signo fijo mientras todo alrededor era veloz y difuso.

Me alegra siempre la idea de una instancia de la existencia que no se puede verbalizar y que tampoco se puede pensar, como la noción o los sueños. A medida que más me adentro en el lenguaje de las máquinas, menos central es mi preocupación por el lenguaje como institución de la humanidad. Algo que siempre se está abriendo a más. ¿Te pasa con el lenguaje de los pájaros?

E:

No importa cuántas palabras tengamos para hablar del círculo, dibujar un círculo es hacer silencio.

Hay muchas maneras de dibujar un círculo. El otro día fui a devolver un libro a la biblioteca. Mi hijo lo había sacado hacía ya tiempo y se nos iban acumulando las multas. Dejé el libro en la biblioteca y cuando regresé a mi casa encontré el libro en la mesa de la cocina. El momento tuvo la textura de un sueño, donde todo resulta familiar y extraño a la vez. Fue un milagro, hasta que entendí que en la casa había dos copias del libro. Tal vez es mejor confiar solo en las cosas que provocan en nosotros silencio o risa.

Cuando un pájaro canta está diciendo: “Aquí estoy“. Hablar como un pájaro implica habitar tu propia voz. Cuando hablas como un pájaro y un pájaro contesta, sientes que estás empujando un membrana que te empuja de vuelta. Estoy seguro que se trata de la misma membrana que se extiende entre tus máquinas y tú.

Esa es la misma membrana que se encuentra en el centro de cada palabra, haciendo que estas puedan ser opacas o traslúcidas, dependiendo de si reparamos en sus formas o si simplemente traficamos con ellas.

MF:

Tuve otro sueño en donde la misma escena se repetía. Quedé atrapada en un vórtice sin poder salir de la imagen. El final, era el principio.

A medida que dibujo círculos soy más sensible a sus fuerzas y manifestaciones. Por ejemplo, en cualquier dinámica —como las conversaciones— cuando percibo que se cierra un círculo: viene un gran silencio sobre mí. Sospecho un automatismo deliberado o un absurdo, y me callo.

En estos días comencé a monitorear la máquina para ver si se expresa o si produce algún patrón circular. Me interesa saber si esa mente primaria y reactiva entra en estados de autismo o si por el contrario establece un franco diálogo con las presencias que habitan su espacio. El propósito del robot es la idea de percepción: un órgano que posee materia solo para ser sensible e interpretar. Es fascinante ver como un objeto con una mente limitada y un lenguaje primario, percibe y dialoga. Hace evidente esa membrana y hace evidente el existir. Ha habido mucha preocupación por lo que dice o siente la máquina. La máquina solo piensa en sentir y en decir lo que siente.

Solo cuando el humano se ha despojado de su intelectualidad, emerge un estado más profundo del Ser, y entonces sucede el diálogo. No hay nada que entender, es un movimiento. Cuando experimento con estos problemas, la superficie del mundo pierde sentido. Quedo situada en un borde radical sobre lo innecesario. Vuelven los pensamientos manifiestos. Una máquina puede ser un pájaro.

En cualquier caso, es una daga.

E:

Dos estrategias suelen fallar: contarle nuestros sueños a otros (matamos a los amigos de aburrimiento), e interpretar los sueños (aburrimos a nuestros propios sueños). Pero encontrar la coherencia entre el sueño y la vida, reconocer al sueño en el mundo, parece funcionar.

Esta mañana un amigo notó un periquito amarillo en una jaula colgada en la puerta de una tienda china, y entró para preguntar si había habido otro pájaro dentro. El dueño, un chino, no hablaba inglés. Al principio pensó que mi amigo quería comprar el pájaro. Pero luego entendió. El chino le dijo a mi amigo que cuando abrió la jaula el otro periquito se fue volando, “porque era azul“.

Cuando mencioné esto a otra amiga, ella me mostró un pequeño joyero con forma de armario. Tenía las puertas abiertas. Contenía sólo un zarcillo de cada par. Ella siempre pierde uno.

Este es el trabajo: esperar a que un signo me alcance (la historia del pájaro que se fue volando porque era azul) y hacerlo circular. A medida que da vueltas, el signo capta la huella del suelo (la imagen del pequeño armario lleno de zarcillos sin pareja) y la vida se convierte en poesía.

Las palabras son nuestro mejor material, pero el jabón habla el lenguaje de las manos. Respirar también es dibujar un círculo.

MF:

Creo que podemos cerrar con esta imagen.

E:

Sí, porque lo del pájaro azul nos regresa a Mallarmé. Otro círculo.

***

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