Cuando era niña, a Estée Preda le leían cuentos de hadas de Hans Christian Andersen y los hermanos Grimm todas las noches por su madre que escapó de la cortina de hierro. Vivía al otro lado del pasillo de su abuela, que era propensa a los terrores nocturnos. Miraba por la ventana de su casa en la ciudad de Quebec mientras una estación se convertía lentamente en otra. El mundo en el que existe su arte se encuentra en algún lugar entre esas estaciones efímeras, esos terrores nocturnos y en cuentos populares.
Estée Preda trabaja principalmente con gouache y tinta. Con un pie en la modernidad de Quebec y otro en el folclore rumano, intenta crear un puente entre estos dos mundos. Al explorar las diversas interacciones que se manifiestan en su bestiario interior, un mundo poblado por criaturas mitológicas donde las leyes de la física están abolidas, su universo se expande y se define a sí mismo con la progresión de su práctica.
Instagram: @esteepreda