Fotografía mestiza / TAL CUAL

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El español Alejandro Castellote analiza los paradigmas visuales europeos y norteamericanos en el arte de la representación

Carmen Victoria Méndez

Ilich Otero/TalCual

C uando el fotógrafo Alejandro Castellote vio por primera vez la pieza Sopa Campbell de Andy Warhol se quedó en blanco. Para el entonces adolescente la propuesta del norteamericano no podía ser arte pop, porque no mostraba un icono reconocible. Lo que sucedía era que en España –su país natal– aún no se vendían las sopas enlatadas. “No sabía ni siquiera que lo que él representaba eran potes de sopa”, cuenta Castellote.

El curador de PHotoEspaña ilustra con este ejemplo una conclusión a la cual llegó hace mucho tiempo: “fotografiamos en inglés”.

Sobre esta afirmación, Castellote dicta en Caracas el seminario Idiomas y dialectos, en los espacios de la ONG en Los Rosales.

Según el fotógrafo, el arte de la representación fue dado a conocer por británicos y franceses, y terminó adoptando la lengua inglesa como leitmotiv, dejando de lado la supuesta universalidad de la imagen.

“Los fotógrafos utilizamos parámetros y estructuras de lenguaje gramaticales que no se corresponden con nuestra propia lengua, con nuestro propio contexto cultural e histórico. Fotografiamos en una lengua que no es la nuestra”.

Para Castellote, “fotografiar en español, chino o árabe significa hacerlo de acuerdo a códigos culturales que son comprensibles para nosotros. Ahí es precisamente donde está el futuro de la fotografía, que hasta ahora se ha mantenido en la periferia del arte”.

Las perspectivas de la fotografía latinoamericana atañen al ámbito de la discusión. Castellote habla de unas “imágenes mestizas”, es decir, que suman elementos propios a los paradigmas de representaciones europeos. “Ese proceso genera una fotografía mucho más interesante. Tradicionalmente, Europa –y también Estados Unidos– ha asumido el rol de legitimador del arte, pero creo que el arte contemporáneo en el llamado Primer Mundo ya no sabe de qué hablar. En cambio, aquí en Latinoamérica hay mucho que contar”.

Castellote explica que los Estados europeos han aniquilado a las vanguardias al asumir un papel tutelar en la promoción del arte joven. “Los países financian a colectivos o artistas menores de 25 años. Los mandan con becas a otros países, donde tienen la posibilidad de hacer cosas, pero la situación de normalidad les impide tener conflictos que los hagan reflexionar de manera más densa y profunda. Creo que el Estado mató a las vanguardias. En México, en los años 90, pasó algo similar.

Hubo gran apoyo al arte contemporáneo que logró domesticar a una generación”. El fotógrafo insiste en que el arte debe ser disidente, un camino que según él, será logrado por la fotografía antes que por la pintura.

Esta última tiene detrás siglos de historia, una colección de sacerdotes que han pontificado lo que debe ser. “La fotografía nunca ha pertenecido a la `iglesia de las bellas artes’, siempre ha estado al margen y por lo tanto ha podido crecer, madurar y encaminarse en lo positivo”.

Para el fotógrafo, el arte de la representación está situado más cerca de la sociedad que la plástica. “Lo bueno que tiene la fotografía es que es comprensible para la gente. Tiene esa base documental, lo quiera o no, que hace que sea reconocible y un medio muy eficaz en su relación con la gente, porque permite el diálogo”.

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