Lo alternativo no es lo alternable / El Nacional

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EL NACIONAL – Martes 10 de Marzo de 2009    Escenas/2

Escenas

Lo alternativo no es lo alternable

GERARDO ZAVARCE
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D urante los últimos años, la escena de las artes visuales ha sido testigo del surgimiento de una serie de espacios e iniciativas que podemos denominar tentativamente de gestión independiente (GI): Periférico CCS; Fundación TLM1; Oficina Nº 1; Organización Nelson Garrido; Núcleo Fotosensible; entre otras. Indudablemente, este fenómeno se encuentra precedido por algunas experiencias anteriores, tales como: Fundación La Llama y el Laboratorio de Arte Contemporáneo (LAC). No obstante, en la actualidad lo realmente novedoso de este proceso está vinculado a la diversidad y número de iniciativas que surgen en el marco de un giro centralizador en la plataforma de las políticas culturales de carácter oficial y un sistema de mercado que poco apuesta por los riesgos y trasgresiones.

Ahora bien, es importante reconocer que el modelo de GI no implica que la acción cultural desplegada represente un modelo alternativo.

La puesta en marcha de una acción cultural de carácter alternativo implica transgredir esencialmente un orden establecido y supone la existencia de un horizonte de emancipación/transformación que se produce, en el caso de las artes visuales, en el espacio de los códigos de representación y prácticas artísticas. Por tanto, lo alternativo no debe ser confundido con lo alternable. El surgimiento de una acción cultural alternativa no está vinculada a seleccionar entre un abanico de acciones más o menos similares, por ejemplo: “Antes me gustaba ir al Museo de Bellas Artes a ver los cuadros colgados en las paredes, ahora prefiero ir al espacio XXX (seudoalternativo) ya que brinda más confort y seguridad para mirar los mismos cuadros colgados en las paredes”.

En esencia, este programa no cambia nada, no altera nada. Lo alternativo implica transgredir las propuestas establecidas hasta transformarlas. Dura lo que deba durar. Lo alternativo debe entenderse como lo alteractivo. Lo alternativo no es lo alternable. No debemos sucumbir a la tentación de definir de manera automática las iniciativas de GI como alternativas. Lo alternativo no se define en la apología sino muchas veces precedido de un ejercicio crítico de reflexión. Lo alternativo debe construirse tomando en cuenta el carácter contextual, las relaciones implícitas de poder; la naturaleza estética de las propuestas; su carácter liberador; las identidades de los actores; sus vínculos con las movilizaciones sociales. Las propuestas de carácter alternativo, indudablemente, se debaten entre los controles del Estado y del mercado, ambos con mayúscula.

Su reto es erigirse frente al mercadeo cultural que las convierten en apéndice de las estrategias de imagen publicitaria de las empresas, muchas veces inhabilitándolas para subvertir los códigos y prácticas visuales constituidas. Asimismo, deben resistir a los mecanismos de normalización, cooptación y adormecimiento burocratizante implícito en las políticas culturales de carácter oficial.

Indudablemente, el camino para transitar sobre un modelo de rasgos alternativo es complejo. Sin embargo, el contexto venezolano demanda dinámicas que permitan garantizar el ejercicio de la libertad creadora como forma de resistencia. Resistencia a la autocracia unilateral de las políticas culturales, de distintos signos, que no ponen en duda ni arriesgan sus códigos de representación y se oponen a mirar la realidad más allá de lo alternable, más allá de lo que nunca cambia.

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