MANOJO DE VARIEDADES DEL HUMOR VITRIÓLICO
Rubén monasterios
INTRODUCCIÓN RACISTA
En la que se explica la proposición de cambiarle el nombre a cierto tipo de humor
—El vitriolo es el ácido sulfúrico. Su descubrimiento data del s. VIII, por el alquimista árabe Jabir ibn Hayan; el nombre proviene del latín, vitreus, cristal, gracias a la apariencia de piedras de vidrio del mineral en bruto. Fue muy popular entre los alquimistas europeos y del Medio Oriente de la Edad Media; lo estimaban como la sustancia química más importante del mundo, por cuanto suponían que contenía los atributos de la piedra filosofal. El vitriolo puede transformar la materia y disolver sustancias orgánicas; es un compuesto químico altamente corrosivo; el contacto con el producto produce irritación fuerte y quemaduras en la piel, ceguera y edema pulmonar; su ingestión es mortal. Es el recurso ofensivo de los infames desquiciados que buscan vengarse de mujeres arrojándoles vitriolo a la cara. Dados sus efectos, se entenderá por qué proponemos ese vocablo para calificar cierto tipo de humor sarcástico, hiriente, irónico, incisivo, mordaz y destructivo, suplantando con él su nombre más conocido de humor del sujeto de piel oscura, pelo ensortijado, nariz ancha y bembón; tipo de la especie Homo sapiens que en su variante masculina exhibe un falo de dimensiones respetables; en la femenina, suele disponer de un sugestivo trasero tendencialmente estateatopígico (del griego: stear, grasa; pyge, nalga) vale decir, con las nalgas prominentes debido a la acumulación de grasa.
- Disculpe, Maestro, no lo entiendo… ¿de qué está usted hablando?
- Del negro.
- ¡Ah, del humor negro! ¿Y por qué no dice “negro” sencillamente? Es más fácil decir “humor negro”.
- Porque no sería polítikamente correcto.
- Con el debido respeto, Maestro, sigo sin entender…
—Te explico, Saltamontes. La nueva Moral Social de la ecúmene ha vuelto a ser como la Moral Victoriana, cuyo lema in pectore era “Pudor en público, depravación en privado”; significa que una persona podía incurrir en las mayores aberraciones, siempre y cuando lo hiciera con discreción; en el ámbito público era imperativo “mantener la forma”. Es una filosofía moral hipócrita, llevada al extremo grotesco de cubrir las patas de los pianos con fundas de encaje “para evitar malos pensamientos” y a que los médicos se valieran de una muñeca con fines diagnósticos; en ella la paciente indicara la parte de su cuerpo afectada por algún malestar, por cuanto era inapropiado que el galeno le hiciera un examen táctil. En la modernidad, la tendencia dominante es denominar las cosas y personas mediante eufemismos, por cuanto numerosos vocablos se han vuelto ofensivos; decir “sirvienta” es inadmisible; ahora es “trabajadora doméstica”.
—Bueno, Maestro… Siempre se han usado eufemismos. Son palabras que sirven para reemplazar otras que pueden resultar malsonantes a los oídos de las demás personas. Por ejemplo: “pasó a mejor vida” en lugar de muerto; “está en la edad dorada” en vez de viejo. Por lo general, nos valemos de ellas para referirnos a cuestiones sexuales, fisiológicas o escatológicas; y a toda realidad desagradable o vulgar que por delicadeza se evita nombrar.
—Es verídico, pero nunca se ha hecho tanto uso de ellos como en esta hipócrita modernidad, vuelta pudorosa y remilgada en su lenguaje polítikamente correcto, al mismo tiempo que pasa por alto atroces depravaciones.
—Ahora que usted lo dice, me doy cuenta de la cantidad de palabras prohibidas de pronunciar…
—¡Muchísimas! Son las palabras-tabúes del lenguaje, ¡y la super tabú entre ellas es “negro”! Mira cómo presentan la noticia en un periódico: “El expolicía blanco Derek Chauvin fue declarado el martes culpable de la muerte del afroestadounidense George Floyd”… (La Patilla, 21/4/2921.) Ese texto está escrito en el lenguaje polítikamente correcto impuesto por la Nueva Moral; no hay problema con el uso del calificativo “blanco”, pero al referirse al negro el redactor escoge las palabras con pinzas; con el singular efecto de que un texto escrito con la intención de no ser segregacionista, en su lectura metatextual despide un tufo racista.
—Maestro, ¿no le parece comprensible que los negros no quieran ser llamado “negros”? Exceptuando algunas cosas, como un whisky o las caraotas, todo lo malo es “negro”. Una jornada infortunada, llena de problemas, es un “día negro”; si alguien muere, te vistes de negro; “novelas negras” son las de crímenes… Si uno veía un hombre blanco con una bata de laboratorio, lo suponíamos un odontólogo o cosa semejante, pero de ser un negro el de la bata, si acaso era chichero o vendedor de dulces. Por alguna razón, lo negro adquirió lo que usted llama una “carga emocional negativa”, y se buscaron otras palabras que no fueran denigrantes para referirse a los ne… (¡Er!…)… afrodescendientes.
—Así es, pero, ¡carajo!, se pasaron de la raya.
—¿¡Cómo!?
—¿Te gusta el cine?, entonces quizá te habrás dado cuenta de un detalle: Pareciera que en los Estados Unidos todos los jueces, jefes de policía y otros personajes de alto estatus de aparición transitoria en las películas, son negros. En las películas de antes los negros, si acaso aparecían, figuraban como caracteres cómicos, como sirvientas y en otras posiciones sociales subalternas. De un día para otro, como efecto de la presión antirracista, empezaron a figurar con otro carácter, como personajes de alto estatus; cuando lo cierto es que en los Estados Unidos el porcentaje de jueces negros es de apenas un dos por ciento. Pero lo politikamente correcto es hacer creer que los negros son importantes y respetables.
—¡Verdad Maestro!
—Sí, pero cualquiera sea la forma en que los llamen, del estatus con que los presenten o de lo florido del discurso que se diga de ellos, los siguen tratado a las patadas. ¿No te digo, Saltamontes, que la Nueva Moral vigente en la modernidad es hipócrita? No puedes llamar “negro” a un negro, pero en los Estados Unidos la policía los mata por asfixia o de un balazo, y en el otro lado del océano Atlántico no ocupa mucho espacio en los medios de comunicación el acontecimiento, frecuente, de negros ahogados en su desesperado esfuerzo por tratar de cruzar el Mediterráneo desde el norte de África en balsas endebles, y cosas así.
—¡Qué horror!
—Y te diré una cosa: esa impresión a la que tú refieres, la de la bata de laboratorio, ¡la misma la tenía yo cuando era muchacho! Pero como siempre he sido reflexivo, me cuestionaba; me preguntaba sobre la razón de esa actitud. En esa inquietud interrogué a mis mayores sobre el tema; entre ellos a un viejo que la gente tenía como sabio, cuyas elucidaciones orales sobre diferentes temas bebíamos con ansiedad de saber los animados por intereses intelectuales. De modo que en una oportunidad traje a colación el asunto de los negros, haciéndole ver la existencia de músicos admirables y grandes deportistas entre los de su raza. El hombre guardó silencio por un rato y me respondió apologéticamente, a la manera de Cristo, en los siguientes términos: “Cuando yo era un muchacho, como usted, mi padrino tenía un negrito que ni para hacer mandados era bueno; lo enviaban a comprar una locha de papelón y medio kilo de frijoles, y se le olvidaba el papelón; siempre regresaba con el vuelto incompleto; le daban una encomienda, y la entregaba donde no era; aunque el pueblo era chiquito, se perdía, y mi padrino tenía que salir a buscarlo. Porque los negros sólo sirven para cargar bojotes, hacer bochinche, bailar y tocar tambora. Por la primera razón, que se explica porque son fuertes, son buenos para los deportes: un quehacer para el que, en verdad, no se necesita de mucha inteligencia. Por las tres últimas razones son buenos músicos. Y de música alborotada, ¡ojo!, porque no hay un solo Mozart negro”.
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SOBRE LA SEXUALIDAD DE ALGUNOS GENIOS DE LA MÚSICA
Dicen que Bach era infeliz por sufrir de eyeculación precoz, según lo da a entender en su Tocata y fuga; mientras que Beethoven se tiraba a una carajita bombón de chocolate con trufas, y vivía de lo más contento proclamando a voz en cuello: ¡Me lo Para Elisa!. Chopin experimentaba Impromptu gloriosas erecciones, pero sólo en ratos Nocturnos, y Stravinski era una fiera con su Pájaro de fuego. Debussy singaba al mediodía y después dormía La siesta de un fauno. Mahler los superó con su Sinfonía N° 8, o Sinfonía de los Mil polvos; e insatisfecho con ello solía masturbarse en el baño, dando lugar a que centenares de huerfanitos se perdieran por las cañerías de desagüe, en cuya memoria compuso sus Canciones para los niños muertos; en su vasta obra también deja sospechas de bisexualidad en su ciclo de liders El cuerno mágico de la juventud. Pero la verídica estrella sexual entre los músicos clásicos, fue Mozart: de él se decía que era un Don Juan, realizó un Rapto en el serrallo tirándose de seguido ocho de las odaliscas del sultán; tenía la paloma delgada como una flauta, pero la usaba con tanta eficacia que lo apodaban El de La flauta mágica, y provocó un escándalo al componer Cosi fan tutti (“Así lo hacen todas”), ópera en la que explica cómo era el desempeño sexual de las mujeres que se había cogido. Deja constancia de su desaforada sexualidad la respuesta dada a su padre al recordarle este su deber de casarse con su prima Konstanze, con quien había tenido jugueteos eróticos: “Si tuviese que casarme con todas las que me he divertido, tendría doscientas mujeres”.
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INTERCAMBIO EPISTOLAR ENTRE AMANTES VETUSTOS
EN TIEMPOS DE VIRUS CHINO
Dos enamorados han quedo aislados en puntos remotos y sólo pueden comunicase por la red.
La amante:
¡Me tienes sumida en la mayor angustia! No creas que ignoro que estas bebiendo aguardiente a tu antojo. ¡Te vas a morir y me vas a dejar sola! Por Dios, cuídate: no comas sal que te sube la tensión, evita los pistachos que te encantan, redúcelos a tres una vez a la semana; no comas cochino ni dulces, acuérdate que eres diabético tipo 2. Acuéstate temprano. Has ejercicio durante 20 minutos al día en lugar de estar echado con un vaso de caña y un paquete de pistachos salados ante el TV. Y, sobre todo, huye del alcohol como si fuera del diablo. Eres un irresponsable con tu salud. ¡Tú no me quieres! Quiero que me dures al menos unos cinco años más, pero si continúas en esa vida de desorden, te vas a morir en cualquier momento! Sé comprensivo con mi pesadumbre. Si te mueres, ¿qué hago? Ya estoy un poquito vieja como para poder levantar otro hombre. Tómame en cuenta, sigue mis consejos, piensa que no soy tu novia sino tu abuelita. Te amo.
Él:
Mi amor, no eres para nada mi abuelita. Mi abuela me consentía, me contaba cuentos, jugaba conmigo, se hacía cómplice de mis travesuras, me cocinaba conservitas a espaldas de mi mamá; era una encantadora anciana tierna e ingenua que creía en la existencia de un pueblo llamado liliput de seres pequeñitos, igualitos a una persona normal, pero chiquiticos. Era verdad porque lo decía un escritor cuyo nombre no recordaba bien si era Gulliver o Swift, y los escritores no mienten en los libros. Ud. es una tirana. Una mandona. Ud. pretende ser mi abuela; ¡será una abuela nazi! Estoy rodeado de amorosos nazis. Esta mañana vino mi hijo, el médico, como casi todos los días. Me tomó todas las medidas fisiológicas habidas y por haber; temperatura, azúcar en sangre, tensión, respiración, control de medicamentos… ¡de vaina no me examinó la próstata! También asaltó mi nevera y se llevó mi comida vieja, que me encanta; sin atender a mis súplicas se llevó mis bolsas de pistacho. No se llevó la caña porque la tengo escondida.Lo tengo montado en la yugular, ahora tú también estás montada, pero es soportable gracias a la distancia. Ya sé que vas a deducir que no te amo, que no deseo estar contigo, que yo no quiero estar a tu lado físicamente, etc. etc., No es cierto porque por estar contigo estoy dispuesto a soportar el martirio de Prometeo, cuyo hígado devoraba un águila una y otra vez. Al fin y al cabo no es mucho hígado lo que va a encontrar el voraz pájaro, y lo más probable es que no se lo coma, porque mi hígado da asco, y el águila es un ave limpia, no es carroñera; además, lo que me va quedando es el ganchito. ¡Ja, ja! ¡Qué cómico, qué cómico! La quiero mucho y vaya a lavarse esas orejas.
EN NOMBRE DE JEHOVÁ
Dos Testigos de Jehová cumplen su misión apostólica de predicar la Biblia; transitan por un barrio desconocido; al azar, eligen una casa; tocan la puerta. Abre una señora anciana que es medio sorda.
—Adelante, caballeros, ya le aviso a las chicas… —dice la señora, que es la empleada doméstica en la casa, que es un burdel—.
Los predicadores se anuncian con las frases rituales:
—Somos Testigos de Jehová y venimos a traerles gloria, esperanza y caridad.
—Bueno, esas mujeres ya no viven aquí. Son unas infames, ¿saben? Robaron a la madame, formaron un peo y se fueron.
—-Señora, disculpe. Traemos la palabra de Jesús…
—¡Ni lo nombre! Ese sinvergüenza no tiene ninguna palabra. Una vez se comprometió a pagarle al día siguiente a una muchacha que le hizo un servicio, y no cumplió un coño.
—Mire, señora, lo que queremos decir es que portamos el mensaje del Salvador…
—Salvador tampoco vive aquí, pero si trata de Salvador el Mocho, es en esa casa de al lado. ¡Tengan cuidado, porque ese es un bicho perverso!… Y a propósito, ¿le hizo a ese señor Jová alguna marramusiada que ustedes vieron, y por eso le van a servir de testigos? ¡Cuéntenme, cuéntenme!
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PENSAMIENTOS PARA LA HISTORIA I
El varón que experimenta problemas con su función eréctil es porque quiere; en efecto, existe un método antiquísimo para combatirla, y este es el Yoga erótico. Es muy simple, el hombre se sienta en la cama en posición loto al lado de la mujer y repite sistemáticamente el mantra OM hasta lograr la erección; el único problema es que cuando esta al final ocurre, si es que ocurre, ha pasado tanto tiempo que su compañera se ha dormido, o fastidiada se ha ido para el carajo.
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EL AUTÉNTICO ORIGEN DE LAS FRASES CÉLEBRES
— Cuando una mujer empieza a hacer elucubraciones filosóficas sobre el por qué sale contigo, y a uno le vienen ideas como “¿Por qué diablos yo me enamoré de esta mujer? ¿Por qué esta jeva sigue empepada conmigo?”, es que se escoñetó ese encueramiento…
—Pero, Rubén, no podemos escribir eso…
—Entonces escribe:
“Cuando la reflexión se impone a la pasión, es que se jodió el amor”…
—Bueno, Rubén, está mejor… Pero esa grosería…
—¡Qué buena vaina! Entonces escribe esta cursilería:
“Cuando la reflexión se impone a la pasión, es que ha muerto del amor toda ilusión”.
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PENSAMIENTO S PARA LA HISTORIA II
Las maestras pasadas de buenas deberían ser apartadas del oficio, u obligadas a dar clases con burka, por ser culpables de la pérdida de miles de vidas por los espermatozoides que se van por las cañerías de los baños de los institutos educativos.
Después de estar una hora babeándose uno por las tetas, las piernas y el trasero de la maestra, ¿Cómo carajo pretenden que un alumno sepa qué es un pleonasmo o como sacar una raíz cuadrada? Bueno, a menos que sea un muchacho a quien no emocionen las mujeres. He ahí la razón por la que los estudiantes brillantes casi siempre son maricos.
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LA CONSPIRACIÓN DEL ÁCARO DEMODEX
El amante le hace esta solicitud a su amada:
Mi amor, quiero presentarte a este simpático animalito del que hablamos en estos días pasados. Es tan chiquito como una bacteria. Demodex me ha hecho saber que se siente acosado porque tú te lavas demasiado la cara; me ruega intervenir a su favor. ¿Podrías dejarlo instalarse en una parte de tu cuerpo más íntima, cálida, húmeda y apretadita, que no tengo necesidad de mencionar? Ahí se sentirá seguro, porque esa zona de tu anatomía no te la lavas nunca, tal como lo verifica mi experiencia. Además, encontraría la plena felicidad, porque, según me lo confiesa, adora las bacterias, existentes por millones en ese lugar de tu organismo.
Responde la dama:
Ese bichito es un descarado.
Debería ser agradecido de estar al aire libre, bañado por el sol, disfrutando de las mejores vistas, privilegio obtenido sin realizar esfuerzo, solo en consideración por ser diminuto. ¿Dónde se ha visto que sea sensato y confiable alguien que se queja de la libertad y manifieste la intención de instalarse en una oscura y escondida, aunque hermosa y bien cuidada propiedad privada? ¿No te parece sospechoso?
Por otro lado, a partir de tu nota me dediqué a investigar sobre Demodex. Quizá ignores que ese ácaro es muy básico, por lo que en su evolución no desarrolló aparato digestivo; de modo que al alcanzar cierto rango de ingesta de comida sencillamente estalla.
Tal conocimiento me lleva a una reflexión, imprescindible de exponerte, considerando que tu ausencia de maldad te vuelve ingenuo.
Encuentro en todo esto una maniobra oscura. Dejar entrar a ese individuo en la parte aludida, el hábitat de las bacterias, sería semejante a permitirle a un comunista instalarse en una colectividad pacífica, feliz y próspera; es obvio que algún momento explotará ¡y lo llenará todo de mierda!
Respeto tu condición de líder e inteligente portavoz; admiro tu sentimiento de solidaridad con los seres más vulnerables y apesadumbrados; a pesar de declararme fascinada por tan loables características, lamento comunicarte que, a partir de mi razonamiento, esta vez no hacen suficiente peso para convencerme y muchos menos conmoverme: queda desestimada tu petición y las ínfulas de tu pequeño amigo.
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Lapsus linguae de efectos eróticos
CARTA DE LA SEÑORA A SU MARIDO
ANUNCIANDO UNA BUENA NUEVA RELACIONADA CON SU TRABAJO
Mi muy querido esposo, le informo que la empresa que me emplea adelanta cambios destinados a convertirla en la líder del país; el Presidente me ha escogido para participar en el manage à trois; pero no quiero darle una respuesta sin antes consultar con usted, por cuanto al estar obligada a pernoctar fuera de la casa frecuentemente, podría significar algunos inconvenientes en la vida familiar. Espero su gentil respuesta. Su esposa que lo ama y respeta.
Respuesta del amable marido
Mi querida esposa, me llene de orgullo y contenta muchísimo que la Directiva de su empresa reconozca sus méritos y la recompense de esa forma. No tema por nuestra vida familiar, yo sabré adaptarme. Por lo que me cuenta, se hace evidente que Ud. ha entrado en el círculo íntimo del poder de su compañía; supongo que será un encuentro entre el presidente y su esposa, y usted. Las cosas son diferentes tratándose de dos hombres y una mujer, en cuyo caso no contaría con mi autorización, porque involucraría exceso de trabajo para usted sola. Partiendo de esa premisa, me permito darle algunos consejos para manejar la situación. Participe con gusto, pero no sin recato; no se permita más de cuatro o cinco orgasmos en la tenida; recuerde que más de cinco es putería. Puede hacerle felación al señor y practicar cunilinguo recíproco con la señora, si la dama es aseada, pero nada de permitir sexo anal. Esa clase de contacto es putería. Con el caballero, sólo coito vaginal, y eso durante los cinco minutos reglamentarios. Considere que más de ese tiempo, es putería. Lávese bien y lleve pantaletas limpias y en buen estado, no vaya a causar mala impresión.
Y con todo respeto le digo, mi dilecta cónyuge, que en función de su óptimo desempeño en el trabajo debería mejorar su francés: no se dice manage, sino ménage.
Y contesta la señora…
Mi querido esposo, creo que hay una lamentable confusión, de la que me siento responsable por no haber sido suficientemente explícita. La emoción que me embargaba al darle la noticia me llevó a ese error. Manage à trois es un novedoso modelo de dirección empresarial en el cual la gerencia máxima la ejerce un equipo de tres personas. La investigación demuestra que las decisiones tomadas por tres gerentes generales del mismo rango son un 40% mejores que las de uno solo, como hasta ahora. Comprende la palabra en inglés manage que significa manejar, gerenciar, y la expresión francesa á trois. El creador del modelo de liderazgo empresarial es un especialista norteamericano con sentido del humor, a quien le pareció gracioso ese nombre que da una correcta definición de la idea de la innovación, y tiene un doble sentido picaresco por la frase en francés. Esa proposición significa para mí, en efecto, poco menos que la culminación de mi carrera corporativa, y tal como usted lo dice con su sabiduría, la entrada al espacio íntimo de la cúpula del poder en empresa. Agradezco también su preocupación por mi francés: refleja lo que siempre ha sido su noble empeño didáctico de guiarme por el mejor camino. No se inquiete, mi francés está bien; por cierto, lo voy a necesitar ahora que en mi nuevo puesto tengo que hacer negociaciones internacionales y viajar con frecuencia, lo cual, como es comprensible, me obligará a pernoctar fuera de la casa.
Aclarado esto, le agradezco su autorización para participar en un ménage; haré uso de esa libertad, ajustándome a sus condiciones, desde luego, en cuanto tenga la primera oportunidad.
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RESPUESTA DE UN MARIDO PRECAVIDO A UNA SOLICITUD DE SU SEÑORA ESPOSA
Señora: Respondo a su solicitud de permiso para participar en una actividad llamada picnic, de la que no tengo la menor idea de qué se trata, y que supongo recreativa. Tiene mi autorización, en cuanto se someta a las reglas expuestas a continuación. De participar en dicha actividad varones y hembras, le ruego no se deje manosear excesivamente por esa pandilla de sátiros itifálicos que se amparan en la supuesta inocente amistad para meter mano, babosear y rozar palomas enhiestas en esponjosas nalgas de señoras decentes. Si hay baile, no baile pegado. Hay hombres viles que en esa circunstancia se pasan el miembro para el lado derecho del pantalón y lo afincan en el pubis de la pareja, deparándose así placeres infames e inmorales Cuide mi parcela como la niña de sus ojos, se lo ruego. Acuda vestida discreta y pudorosamente; nada de exhibirse en escotes pronunciados y ni de hacer evidente su trasero de delicada forma de manzana en pantalones apretados; y de ir con vestido, nada de faldas cortitas que dejen ver sus largas y torneadas piernas. El pelo recogido en un moño severo para evitar deslumbrar a machos y hembras con su frondosa cabellera encrespada. Siéntese con recato, con las piernas cerradas y los pies juntos. De tener necesidad, se le permite masturbarse tal como se lo he enseñado, tensando los músculos de la región pélvica y abriendo y cerrando los muslos con mucha discreción; pero sin hacer espavientos, quiero decir, estremecimientos, temblores, suspiros, quejidos, alaridos, y, desde luego, pensando en mí. Considerando que siempre hay imprevistos, lleve una media docena de condones y no olvide ponerse una pantaleta limpia. Me daría mucha vergüenza que pensaran que mi esposa es cochina. Como llegue a enterarme de su violación de alguna de estas normas no dudaré en enriquecer la estadística criminal con un feminicidio fulminante. Acabaré con su vida dándole con el palo, para que aprenda.
La amo. La sola idea de que Ud. incurra en alguna putería me descalabra.
Respuesta de la señora que fue al picnic
Mi muy respetado esposo: Agradezco infinitamente su confianza en mi fidelidad, así como el permiso que me fue concedido para asistir al picnic, en el cual, en efecto, participé. Tal como Ud. lo pensó con su característica perspicacia, es una actividad recreativa campestre en la que participan hombres y mujeres. No se baila en un picnic; la gente se sienta en el suelo en torno a un mantel, come, degusta algo de vino y conversa amablemente; uno puede pasear por el campo, recoger flores silvestres y formar ramos, ver y acariciar ovejitas, chivos y vacas, perseguir mariposas, refrescarse la cara en el arroyo y cosas semejantes; uno corre, ríe, hace rondas, juega al escondite entre los árboles; como lo apreciara, todo es muy idílico y bucólico. Siguiendo sus instrucciones, fui vestida muy discretamente con un vestido vaporoso y ligero, sin escote y bastante largo. No me masturbé, aunque agradezco su autorización para hacerlo. Y no ponga en duda que de haberme encontrado en esa circunstancia habría pensado en Ud., pero no tuve necesidad ni tiempo. Como Ud. lo dispuso, llevé una pantaleta limpia y la media docena de condones. Por cierto, el único incidente digno de lamentar en el encantador paseo fue el extravío de esa prenda. Es de lo más cómico, pero el hecho es que con tantos juegos inocentes y retozos, no sé dónde la dejé. Sólo me di cuenta de su pérdida al regresar a casa, al proceder a aplicarme una bolsa de hielo en la región genital, que la tenía maltratada. ¡Ah, sí!, y lo de los condones: media docena no es suficiente.
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EGO SUM…
Me percibo como una bolsa grande y deforme, llena de protuberancias y redondeces obscenas; una bolsa de piel frágil que se rompe al menor roce y deja fluir la sangre como se hubiera recibido una puñalada, dejándola llena de heridas y de costras. Está repleta de órganos semi descompuestos y de pésimo rendimiento, así como de huesos. Entre esas cosas lo único que pareciera estar bien es la osamenta, porque no se quiebra ninguna de sus piezas, pese a las brutales caídas que sufro como efecto de la debilidad de mis piernas y la enfermedad de los oídos, uno de cuyos efectos, además de la sordera, es hacerme perder el equilibrio.
Sintiéndome al borde del sepulcro me vino la idea de donar mis despojos mortales a una institución médica dedicada al trasplante de órganos; aunque no crean que lo hice animado por mi espíritu altruista; ocurre que si uno es donador, al fallecer la Institución asume los gastos de transporte y mantenimiento del cadáver hasta determinar su uso; o sea, no se originan desembolsos por el sepelio. También se evitan esos gastos donando el despojo a una Escuela de Medicina.
Pero dadas las condiciones de mi ser, todas las instituciones rechazaron mi oferta. En una de ellas el doctor que me examinó, a partir de una somera inspección dijo, riendo a mandíbula batiente: “¡Pero no podemos hacer nada con esta porquería! Mire esos pulmones, ni a una hiena hambrienta se los daría de comer. Lo mismo su hígado, ¡da asco! Su corazón parece un intestino. Y su intestino grueso no podría usarse ni para hacer morcilla, porque está todo roto. ¿Qué carajo come usted, que las arterias y venas están entaponadas? ¿Y esta vaina rojiza y torcida, qué es? ¿Será el esófago, o la tráquea? Los oídos están corroídos y por un pelín no está ciego. Su ano está obstruido y lleno de parásitos; y su pene no sirve: parece un gusano estítico y paralítico. ¡Nunca había visto nada tan asqueroso! Entienda que no podemos trasplantar a nadie unos ojos con esas cataratas parecidas a las Niágara y enfermos de glaucoma. Y este páncreas es de diabético, inútil. ¿Cómo se le ocurre andar por ahí con un páncreas así? ¿No le da pena?”…
Se me ocurrió ofrecerle la bolsa a los honestos compatriotas comprometidos en el negocio de las CLAP, sugiriéndoles que bien podrían usarse los contenidos para manufacturar mortadela, por ejemplo. Estos sí mostraron interés, pero no pudimos culminar el trato porque tuvo lugar una redada policial; y si bien ninguno de los involucrados fue preso, gracias a la oportuna bajada de la mula con los agentes de la ley, tuvieron que dispersarse para disimular.
Considerando el repudio institucional y mi miseria extrema, inicié una reflexión sobre el destino de la bolsa una vez que la Niña Blanca tenga a bien venir por ella. Pensé en pedirle a mis deudos que la dejaran por ahí, haciéndose los locos, confiando en que entre tanta basura en las calles nadie le pondría cuidado a una bolsa más; no obstante, descarté esta solución a partir de la práctica, ahora generalizada en el país, de hurgar en las bolsas de basura en búsqueda de residuos alimenticios. No entusiasma el ser canibalizado y tampoco quiero añadir a las desgracias de mis compatriotas la infección y envenenamiento como efecto de la ingestión de mis órganos putrefactos. De modo que tomando en cuenta esa aborrecible posibilidad, y con el propósito de reducir gastos funerarios, declaro como postrera voluntad que mis restos mortales sean cremados, puesta la bolsa en el ataúd de cartón más barato disponible; y una vez purificada la infame materia de su contenido y vuelta polvo, que las cenizas sean arrojadas a una poceta.
—Pero, Rubén, al menos estás lúcido; podría utilizarse tu cerebro…
—¿Tienes idea de cómo debe estar el cerebro de un individuo que se percibe a sí mismo en esos términos?
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DECISIONES SALOMÓNICAS
La sabiduría del cura
Dos señoras, madres de sendas chicas, disputaban por lograr que el hombre joven más apetecible del pueblo se casara con su hija. Decidieron consultar al cura; acudieron a él y plantearon la querella. El sacerdote les dice: “Lo más razonable que podemos hacer es partir al joven caballero por la mitad”. Una de las señoras exclama: “Excelente idea, estoy de acuerdo”. La otra dice conmovida: “¡Ay, no, padre! De partirlo por la mitad el hombre morirá”. El cura dictamina refiriéndose a la primera de las madres: “Ud. se queda con el joven, porque se ha comportado como una verdadera suegra”.
La sabiduría del sacristán
Otra vez enfrenta el cura una querella entre madres por un galán para sus respectivas hijas. Recordando el caso precedente, sugiere partir al hombre por la mitad, pero las señoras en conflicto son idénticamente perversas; ambas piensan que si no puede ser entero para su hija, es mejor que lo partan por la mitad; de modo que aceptan la sugerencia del sacerdote. Súbitamente interviene el sacristán, quien acota: “Eso no es justo”. El cura, encolerizado, replica: “¿Cómo no va ser justo? ¿No te das cuenta que procedo según la Biblia? ¡Apelo a la sabiduría de Salomón!”. El sacristán insiste: “No, señor, no es justo. Porque sale ganando la que le toque la parte de la cintura para abajo. ¡Ay, si lo sabré yo!”.
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ZEUS: DE TORO A BACTERIA L. CRISPATUS
Carta a su amada de un científico microbiólogo aficionado a la mitología
Adorada señora, declaro que usted es la presencia-ausente persistente en mi existencia; me acompaña en todas mis actividades cotidianas, sea en el laboratorio o en los deleitables ratos de reposo hojeando mis libros de mitología. Por ejemplo, me puse a revisar uno de mis álbumes y me encontré con esta pintura de maestro francés del rococó Jean Françoise de Troy (1679-1752); representa el rapto de Europa por Zeus. El rey del Olimpo asumió la apariencia de dioses y humanos, hombres y en un caso mujer, y se convirtió en diversos animales para resolver sus lances amorosos; incluso en una ocasión se transformó en un fenómeno atmosférico.
El cuadro representa la aludida triquiñuela de Zeus para hacerse de Europa. Un día la muchacha y sus amigas hacían un paseo campestre, y el dios se apareció entre ellas transformado en toro blanco, simulando ser un animal apacible que se dejaba montar y acariciar por las mujeres; en cuanto lo cabalgó Europa, corrió hacia el mar y desapareció. Calisto (en griego “la más bella”: usted podría llamarse así) era una ninfa virgen sacerdotisa de Artemisa, obligada, por tanto, a cumplir el voto de castidad; siendo rehusado por la doncella en sus proposiciones libidinosas, Zeus se convirtió en la propia diosa Artemisa, logrando ser aceptado en la intimidad de Calisto; entonces volvió a su forma original y la violó. Como buen griego, no despreciaba a los muchachos, y habiendo quedado encandilado por los encantos del joven Ganímedes asumió la forma de águila, lo raptó y se lo llevó al Olimpo haciéndolo su amante; convirtiéndolo en copero de los dioses y en dios de los gais. Se enamoró de Alcmene, esposa de Anfitrión; esperó que este saliera de viaje y adoptó su apariencia; se acostó con la mujer y la preñó, engendrando a Heracles o Hércules. Dánae era la única hija de Acrisio, rey de Argos. Un oráculo le anunció que sería asesinado por su propio nieto; a propósito de evitar su contacto con algún hombre encerró a Dánae en una cámara de bronce sin puertas ni ventanas, tan solo con un pequeño orificio en el techo por el que entraba la luz solar. Zeus, enamorado de ella, entró por el agujero en forma de lluvia dorada y la dejó embarazada. Otra transformación suya fue la utilizada para yacer con Leda, la esposa del rey Tindáreo. Zeus aprovechó que la mujer paseaba junto a un río y se transformó en un cisne; fingió ser perseguido por un águila y se refugió en sus brazos, seduciéndola. Maia era la mayor de las siete Pléyades; encaprichado con la ninfa adoptó la forma de un animalito roedor, quizá un ratón de campo o una ardilla; sin ser percibido se coló hasta su recinto y yació con ella. Se prendó de su hermana Hera; aprovechándose de su amor por los pájaros se transformó en cuco y se dejó atrapar por ella; una vez en sus brazos tomó su propia forma y la violó; avergonzado de su canallada pretendió resarcirla haciéndola su esposa. Bajo el aspecto de un pastor normal sedujo y se hizo amante de Semele, quien ignoraba su auténtica identidad. Heres, celosa, lo denunció e indujo a Semele exigirle que se mostrara como quien realmente era, sabiendo la fatal consecuencia. Zeus en principio se negó, pero ante la insistencia de la mujer terminó complaciéndola, exhibiéndose en todo su esplendor, lo que tuvo el efecto de calcinarla al instante.
Ni esa imagen ni las evocaciones motivadas por ella la distanciaron de mi mente; todo lo contrario: me llevaron a desear poseer los poderes de Zeus con el fin de estar con usted permanentemente. Pensé, ¿en qué animal o cosa debo transformarme para estar con ella, o mejor en ella? Quiero decir, no a su lado, sino integrado a su organismo.
De ser dueño del poder de Zeus, me convertiría en Pthirus pubis; es un insecto anopluro ectoparásito de los seres humanos, de entre 1-3 mm de longitud, casi redondo, achatado y de color amarillento; viviría sin fastidiarla en su Monte de Venus, produciéndole una sabrosa comezón. O en Sarcoptes scabiei, el cual es una especie de ácaro de la familia Sarcoptidae, de cuerpo no segmentado, forma ovoide, con cuatro pares de patas. El macho mide 150-250 micras; siendo menudo fácilmente podría residenciarme en sus axilas. O quizá en Pediculus humanus y vivir en su frondosa caballera. O en Enterobius versmicularis, gracioso pequeño nematodo parásito del hombre conocido popularmente como oxiuro. Moraría en su trasero; le recordaría mi presencia al morderle suavecito el ano con mis pequeñitos dientes, originándole un prurito de lo más excitante; usted respondería a mis caricias al rascarse el culo, y yo sería feliz como una lombriz. ¡Ajá, una lombriz! También podría metamorfosearme en Ascaris lumbricoides, que es un nematodo parásito del intestino delgado del ser humano, donde podría vivir en usted, sin darle ninguna molestia mayor que la de un retorcijón de tripas de vez en cuando. Otra posibilidad es la de volverme un hongo: el popular Tinea pedis, e instalarme entre los deditos de sus pies. A propósito de perturbarla lo menos posible, quisiera ser mínimo, como una bacteria, para vivir en su totonita cálida, apretada y húmeda, y alimentarme de su esencia. ¡Ni cuenta se daría de mi existencia!; en efecto, ninguna mujer percibe el nido de bacterias pululando en su vagina; sería una de tantas más fusionada en esa secreción resbaladiza, pegajosa, pastosa y viscosa formado por las células del cérvix y de ese conducto muscular, mezcladas con moco y agua. Sería parte de su microbiota o el microbioma vaginal, así llamados por la ciencia la masa formada por millones de traviesos microorganismos colonizadores de esa cavidad natural, que forman parte de la flora y fauna humanas general.
No obstante, no crea usted que dejaría de hacerle sentir mi presencia; con mi minúsculo pedúnculo peneal le haría cosquillas que la mantendrían inquieta y desosegada todo el tiempo. Me encantaría ser una del género Lactobacillus, como la benéfica L. crispatus, cuyo ácido láctico protege contra la infección por especies patógenas. En tal caso usted no se lavaría jamás sus zonas íntimas para evitar ahogar a su amante o arrastrarlo fuera de su cuerpo mediante el flujo de agua; y su sexo olería a diablos, espantando a los osados que rondaran entre sus piernas.
Dime su clase de macro o microorganismo preferido y me convertiré en ese ente, todo por estar con usted.
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SOBRE LA ABSURDA COSTUMBRE DE CELEBRAR EL CUMPLEAÑOS
Fui a visitar al Viejo con el propósito de brindarle mis saludos, y lo encontré deprimido, con cara de amargado. Pregunté la razón de su oscuro estado de ánimo.
Mira esto —dijo, mostrándome una pequeña montaña de tarjetas de felicitación y regalos—. Son obsequios y felicitaciones por mi cumpleaños. Agradezco a la gente su cariño y reconozco su buena voluntad, pero no puedo evitar odiarlos. ¿A cuenta de qué celebrar el cumpleaños, cuando cada nuevo año de la existencia es un avance inexorable hacia la tumba? ¡Es grotesco! Celebrar el cumpleaños equivale a aplaudir cada paso por el Pasillo de la Muerte que da el reo condenado a la pena capital en su aproximación al cadalso.
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