Streaming / Por José Ramírez

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He estado soñando con Joseph Beuys y su idea de que todo hombre es un artista, su particular visión del ready-made, el Fluxus, el anti-arte. Son sueños obviamente inducidos por las preguntas cada vez más complicadas de mis estudiantes.

Finalizo los días con una acumulación de palabras e imágenes en mi cabeza que, literalmente, compiten para salir al llegar la noche, que nos ofrece ese espacio denso que invita al abandono. Pero en estas noches trataba de conectarme con el otro lado del mundo, con el propósito de ver los partidos de tennis del abierto de Australia, y la única forma de hacerlo era a través de un servicio de streaming, que inició “bien” y luego, en la medida en que avanzaba la noche y el sueño llegaba, comenzó a ponerse “mejor”.

Fuerzas no identificadas empezaron a presentarme imágenes compuestas y re-compuestas que me sirvieron, no para saber cómo iban los partidos, sino para asimilar como esta “transmisión por secuencias”, “lectura en continuo”, “difusión en continuo” o “descarga continua” iba generando objetos de los que me apropié, mientras recordaba esta vez a Richard Prince y sus Cowboys.

José M. Ramírez
Enero 2017

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