Un eco del tiempo / Daniel Dannery

Daniel Dannery

Un eco del tiempo.

Una nota sobre: Tren de Sombras. (1997. José Luis Guerín)

En “Tren de Sombras” Guerín juega con la idea de un fantasma, pero no cualquier; el fantasma del tiempo.

Una idea, sobretodo, espectral.

El tiempo retratado en la imagen para asimilar un efecto de nostalgia, horror, alegría, vida y muerte.

A través de un eco.

Cuando escuchamos un eco, sorprende la lejanía de ese último momento, en que simplemente desaparece el aullido que logró por primera vez cautivar nuestra atención, y dejamos de escuchar. Un <<eco>> descubre esa magia de escuchar(nos), revela nuestro doble. Nuestro fantasma más sensorial -un segundo fantasma primordial podría ser nuestro reflejo en el espejo-.

Puede ser visto como el reflejo, la sombra, el eco de un instante de nuestras vidas.

Un espectro es la agonía de un movimiento.  La ausencia de alguien que fue necesario. El indicio de un miedo -temor-. Diría Ibsen, un velo tendido sobre un abismo.

Y en “Tren de Sombras” la luz es el principal protagonista, elemento primordial para develar el rostro de ese fantasma. Sus agonías, retratadas en la manera en que el tiempo es capaz de destruir una imagen, haciendo que los fantasmas desaparezcan para siempre.

Y convirtiendo al espectador en testigo de una obsesión por preservar lo que no queremos dejar ir, por fantasear con esas imágenes, por intentar darle un valor primitivo.

De una múltiple obsesión, porque en la película de Guerín hay capas, capas narrativas que a veces le dan voz a los personajes implícitos, y otras tantas que ponen a Guerín a trabajar sobre su propia imagen. Dice Balza, que el acto de observar es motivado por una pasión o una intelectualización. Y muchas veces, por un acto profundo de introspección.

Hay un misterio no resuelto, una historia contada a calzador, el indicio de un romance. “Tren de Sombras” también es parodica y no se toma a veces muy en serio. Cosa que es de agradecer.

Guerín cuenta dos historias. La segunda es el “descubrimiento” de una cinta inédita, luego de 70 años de su filmación, y un paisaje: el espacio (des)habitado por los artífices de ese “filme perdido”, observado unicamente por las fotografías aisladas en esa “nada”.

El espectro del tiempo es registrado por Guerín, en su habilidad de saber capturar el movimiento de la vida en torno al espacio que representa la historia de “un posible”.

El espectador se convierte en un deudor de ambas experiencias. La película dentro de la película, de una realidad. La ficción como detonante para la realidad. El arte como semillero de emociones y sensaciones, tan cercano a las ideas de la existencia. Algo que su mirada pareciera siempre intentar señalarnos: la vida continúa. Aunque nuestra demanda del tiempo nos termine por frustrar.

Hay en “Tren de Sombras” un obstinado intento por hacernos viajar en medio de los tiempos de ese fantasma. Y una observación del compartimiento de los espacios habitados solo por imágenes, con un fin fundamental: su resguardo temporal.

Guerín nos hace viajar en el “Orient Express”, para mostranos un asesinato; la voracidad del infinito.

Mancha la imagen cuando remite al pasado, vinculando la descomposición del material fílmico como un elemento estético narrativo, un glitch discursivo, como el diseño de producción de “Stranger Things”. -si me permiten el ejemplo contemporáneo, anacrónico, popular, pero igual de certero. ;).-

“Tren de Sombras” es un ensayo sobre la memoria, un viaje al pasado a través de los conceptos de la luz, de la mirada incendiada de un cineasta que observa con ansias el mundo, intentado capturar la belleza de las cosas más sencillas.

Es inevitable no pensar en Jonas Mekas, ese hombre que es al cine, lo que Platón a la idea de República.

Mekas, aún sigue movido por ese instinto superior de observación, lo descubres en las correspondencias -visuales- que mantiene con Guerín.

Siempre con la cámara dispuesto a rescatar ese momento, en apariencia, efímero, que la vida regala y al que podemos -gracias a la cámara- estar dispuestos a conservar en la m[emoria].

En esa idea, es también “Tren de Sombras: El espectro de Le Thuit”, una película sobre una interrogante: ¿Qué pasará cuándo no quede nadie que vea nuestras imágenes y nos olviden?

Una película sobre el olvido.

Un eco del tiempo.

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