EL NACIONAL – Miércoles 18 de Febrero de 2009 Cultura/4
Cultura
EXPOSICIÓN Somos nosotros mismos será inaugurada hoy en La Previsora
Una reconciliación sobre papel fotográfico
El fotógrafo y bailarín clásico Daniel Camacaro registró la cotidianidad de Brisas de Propatria, la barriada caraqueña en que creció
MARCO BELL
CORTESÍA DANIEL CAMACARO
La franqueza y generosidad de la gente me han permitido reconciliarme conmigo mismo, asegura el fotógrafo
A través del lente de su cámara, Daniel Camacaro logró reconciliarse con el barrio en que creció, Brisas de Propatria. La fotografía le dio una segunda oportunidad para reencontrarse con sus familiares, sus vecinos, sus calles y sus interminables escalinatas. Con el apoyo de la Fundación Previsora y de la Organización Nelson Garrido, una selección de esas imágenes que logró registrar a pesar de la resistencia y la timidez de los protagonistas será exhibida desde esta noche en la muestra Somos nosotros mismos, que será inaugurada hoy, a las 7:00 pm, en el Lobby Fotográfico de la Sala Alternativa de Cine Arte La Previsora.
Camacaro revela que su adolescencia estuvo signada por el sufrimiento y la falta de pertenencia a su barrio. La rudeza de Brisas de Propatria contrastaba con su pasión: la danza clásica: “Yo ensayaba con niñas de familias pudientes del este de Caracas, y mis maestros me hacían sentir que yo tenía que salir de esa zona para poder progresar. Eso me hizo percibir a mi barrio como un cáncer, como un obstáculo para mi desarrollo personal”.
Durante esa época de su vida solía culpar a ese ambiente de sus desgracias. “Yo odiaba el barrio. Pensaba que era el motivo de mi sufrimiento. Pero las escaleras nunca me molestaron, porque me parecían una escenografía diseñada por Escher”, indica y se ríe. “Pero eso era una trampa que yo mismo me ponía para evadir mi realidad”, agrega.
La vida misma se encargó de enseñarle asegura que la felicidad es una opción. “Tú eliges si quieres ser o no feliz. Es posible serlo donde quieras, en Los Palos Grandes o en Brisas de Propatria”. Así, las escaleras de su barrio comenzaron a adquirir otros significados. La vegetación de los dibujos del holandés Escher comenzaron a parecerle modelos de diseño de jardín, y se percató de las plantas diminutas y el musgo que crecían entre los innumerables peldaños.
Pero la riqueza de las personas de su barrio hizo que esa contemplación esteticista de Escher pasara a un segundo plano. “De hecho dice el instructor de fotografía de la Casa de la Cultura de Chacao con la satisfacción de quien ha alcanzado una meta en la vida , comencé por retratar a la gente. Afortunada decisión, pues su franqueza y su generosidad me han permitido reconciliarme un poco más conmigo mismo y llevar un poco de silencio a mi espíritu. La fotografía ha sido un medio para demostrarme todo lo que había superado”.
El arte de pintar con luz le permitió a Camacaro reconciliarse con su entorno y con sus vecinos. “Ellos ahora no me saludan igual y yo a ellos tampoco. Debe haber sido por el intercambio estético. Los veo muy interesados en participar en lo que yo hago. Los he integrado más a lo que es mi mundo de cultura y arte. A mí también se me han quitado muchos prejuicios que tenía hacia ellos. Yo pensaba que no podrían valorar otra cosa que no fuera la Gaceta Hípica”.
