Es un acto tan cotidiano que pasa inadvertido. Desde las cámaras de rollo hasta los smartphone, presionar un botón y obtener una instantánea de la realidad es algo que hoy no nos sorprende. Es muy probable que no estemos conscientes del tiempo que el hombre invirtió intentando captar la imagen real de la manera más fiel posible.
Todos los aparatos fotográficos no son más que una evolución de la cámara oscura. La cámara oscura originalmente consistía en una habitación o espacio cerrado con un pequeño orificio en uno de sus muros, a través del cual entraba la luz solar que impactaba en el interior de la habitación proyectando en la pared opuesta la imagen del exterior de forma invertida, vertical y horizontalmente.
El principio de la cámara oscura se remonta a más de dos mil años. A lo largo de toda la historia grandes personajes realizaron aportes a su desarrollo y aplicación en diversas áreas del conocimiento, como el arte y la ciencia.
La cámara oscura derivó en herramienta para el dibujo y la pintura durante el Renacimiento, perfeccionándose con el uso de lentes para obtener imágenes más luminosas y además se transformó en un instrumento portátil que permitía al usuario calcar la realidad y realizar dibujos de gran precisión, algo que fue imprescindible en el desarrollo científico.
En 1827, Nicéphore Niepce logró fijar por primera vez una imagen. Él había hecho una cámara oscura en cuyo interior colocó una plancha de peltre cubierta de betún de Judea que, según la cantidad de luz recibida, modificaba su color. La cámara oscura se convertía, con los ajustes y cambios necesarios, en la primera cámara de fotos de la historia. Así que la fecha “oficial” del nacimiento de la fotografía representa el momento en el que se creó la química para fijar y conservar la imagen, puesto que los fundamentos de la óptica estaban asentados desde hacía varios siglos.
Este recurso primigenio de la fotografía también ha sido el eje principal de propuestas de arte contemporáneo que abordan esta técnica de diferentes maneras y teniendo resultados de un extraño encanto.
El primero de los casos a citar es Abelardo Morell, artista cubano que llega a los Estados Unidos a los trece años de edad en 1962. Morell es reconocido en la comunidad fotográfica principalmente por sus trabajos con la cámara oscura que viene realizando desde el año 1991 en varios sitios alrededor del mundo.
Al estar dentro de la habitación oscurecida por completo y abriendo un agujero en el material con el que cubre las ventanas, permite que una imagen invertida del exterior inunde las paredes de la habitación, luego de esto se dispone a enfocar su cámara de gran formato en la imagen de la pared y hacer la exposición de la película para obtener una fusión del paisaje exterior con el interior de las habitaciones. Al principio estas exposiciones le tomaban entre cinco y diez horas.
Con el tiempo ha perfeccionado la técnica y a partir de 2007 ha incorporado el uso de lentes y prismas para voltear la imagen del paisaje exterior que entra a la habitación, consiguiendo imágenes más luminosas que, aunado al cambio de la película por las cámaras digitales, ha reducido los tiempos de exposición considerablemente.
Ya para el 2010 su trabajo da un salto evolutivo inspirado en el mismo desarrollo histórico de la cámara oscura, y comienza su proyecto Tent Camera. En el mismo opta por diseñar y construir una cámara oscura portátil, en este caso es el suelo que se encuentra en las locaciones donde va el que sirve de soporte, permitiendo registrar sobreimpresos dos planos de una misma imagen.
El siguiente video muestra a Morell en el proceso de una toma de su trabajo Tent Camera.
Otro proyecto contemporáneo que tiene como protagonista la cámara oscura es el colectivo Frances Stenop.es, conformado por Romain Alary y Antoine Levi, quienes decidieron unir esfuerzos para lograr, mediante la técnica de timelapse, stop motion y otras, la realización de una colección de videos en donde dos capas de realidad se fusionan junto a la música y los sonidos del exterior proporcionando el toque final para crear un paisaje visual íntimo.
Además de esta novedosa aproximación de la cámara oscura al video, el colectivo Stenop.es también ha presentado de manera alternativa su trabajo en las calles de la ciudad de París.
En su último trabajo hasta la fecha demuestran que la experimentación no se detiene en este colectivo ya que han incorporado el 3D.
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