LAS DOS CARAS DE LA MONEDA / Rómulo Peña

La construcción del Muro de Berlín y su posterior caída forman parte de los momentos más emblemáticos del siglo XX. Esta barrera física casi infranqueable dividió a la capital alemana durante 28 años, convirtiéndose en el símbolo más conocido de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.

Motivado por la conmemoración del 30º aniversario de la caída del Muro de Berlín y los 29 años de la reunificación de Alemania presentamos la obra del artista alemán Marcus Kaiser, titulada “Vistas del Muro”, en la cual el recurso de la cámara oscura y la fotografía estenopeica tienen un rol protagónico y distintivo. Un trabajo conceptual donde confluyen imagen, medio fotográfico e ideología de una manera muy especial.

Antes de adentrarnos en el trabajo de Kaiser vamos a dar un vistazo al marco histórico para entrar en contexto.

Al finalizar la segunda Guerra Mundial, en 1945, las cuatro naciones aliadas que resultaron victoriosas habían dividido Alemania en igual número de zonas de ocupación (soviético, estadounidense, británico y francés) y su capital Berlín en los mismos sectores.

Las malas relaciones entre los aliados y los comunistas fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas y, finalmente, dos Alemanias.

En 1949 los tres sectores occidentales (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).

Berlín quedó dividida y se crearon 81 puntos de paso entre las dos zonas de la ciudad, sin embargo, hasta 1961 Berlín permanecía bajo una ocupación conjunta y mantenía un estatus especial, ya que era más o menos una ciudad donde el libre movimiento era posible, cualquier persona podía pasar de un lado a otro sin mayor inconveniente que mostrando una tarjeta de identificación.

La maltrecha economía soviética en contraposición con el crecimiento económico de la Berlín occidental hizo que hasta el año 1961 entre 2.5 y 3 millones de personas dejaran atrás la Alemania estalinista reduciendo peligrosamente la población de la RDA entre un 15% y 20%. Y como si fuera poco para la RDA, la mayoría de los emigrantes eran jóvenes bien calificados, miles de ingenieros, maestros, científicos, estudiantes y personas en su mayoría menores de 25 años, por lo que el país estaba perdiendo sus mejores y más educados profesionales y trabajadores especializados, lo que ponía en riesgo la viabilidad de un Estado comunista.

Alemania oriental empieza a temer que su economía colapse, necesita desesperadamente su fuerza de trabajo. Ante esta situación el rumor acerca de la construcción de un muro que separara a las dos Alemanias empieza a circular entre la población.

El 13 de agosto de 1961 la RDA coloca un cerco provisional en su frontera con Berlín occidental, cerrando 69 puntos de control y dejando abiertos sólo 12, en algunos sitios colocaron altas bardas, en otros alambre de púas, el paso es prohibido tanto para peatones como para autobuses, los adoquines que conectan las calles de ambas Alemanias son levantados y destruidos, así como las vías férreas, ninguno podía cruzar de una parte a otra.

Durante los días siguientes, comenzó la construcción de un muro de concreto que acabó por convertirse en una pared de entre 3,5 y 4 metros de altura que pronto se conocería como el Muro de Berlín.

Este no había sido el primer intento de dividir Berlín, en 1948 Stalin había tratado de bloquear el sector oeste cerrando las rutas de tierra que llegaban a la ciudad, la cual se ubicaba casi 20 Km adentro en territorio de la RDA, pero los aliados occidentales exitosamente pudieron mantener abastecido a Berlín del Oeste mediante entregas aéreas de provisiones.

Los soviéticos de la RDA denominaban al muro, así como a las fronteras que la separaban de la RFA, «muros de protección antifascista», que resguardaban a la RDA contra «la inmigración, la infiltración, el espionaje, el sabotaje, el contrabando, las ventas y la agresión de los occidentales»; elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un Estado socialista en Alemania del Este. Por otra parte, para la RFA, los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental se le conocería como «muro de la vergüenza».

El Muro de Berlín acabó por convertirse en una barrera altamente resguardada y fortificada de unos 45 Km de extensión que dividía Berlín en dos y otros 115 Km que encerraba a Berlín del oeste aislándola de la RDA.

Con el paso de los años hubo muchos intentos de escape, algunos con éxito, de manera que la construcción inicial fue mejorada en forma regular para aumentar su seguridad. El «Muro de la cuarta generación» que empezó a construirse en 1975 dotaba a un sector de 43 kilómetros, detrás del muro en el lado Este, de mayores medidas de seguridad, la llamada “franja de la muerte”, formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, mas de 300 torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros. Tratar de escapar era similar a jugar a la ruleta rusa con el depósito cargado de municiones. Aun así fueron muchos los que lo intentaron.

Entre 1961 y 1989 más de 5.000 personas trataron de cruzar el muro. Alrededor de 3.000 personas fueron detenidas mientras trataban de cruzar ilegalmente hacia la RFA, ocurriendo la última detención el 5 de febrero de 1989. En cuanto al número de fallecidos, la Fiscalía de Berlín considera que el saldo fue de más de 200 personas, incluyendo 33 que fallecieron como consecuencia de la detonación de minas. Por su parte, el Centro de Estudios Históricos de Potsdam estima en 125 la cifra total de muertos en la zona del muro.

El intento fallido más destacado fue el de Peter Fechter, quien intentó cruzarlo junto con Helmut Kulbeik, quien sí lo logró. Fechter, un ciudadano de 18 años de Berlín Oriental fue tiroteado por una patrulla fronteriza y agonizó desangrado a la vista de los medios occidentales el 17 de agosto de 1962.

Para finales de los 80’s había huido tanta gente en Berlín que los soldados se vieron obligados a cumplir las tareas más básicas como conducir los autobuses públicos.

La población estaba harta de la forma en la que el gobierno manejaba las cosas y la Unión Soviética ya no se podía dar el lujo de mantener a Alemania Oriental, el ocaso de la Guerra Fría se divisaba en el horizonte y fue así que en septiembre de 1989, Hungría un Estado comunista anuncia que los refugiados de Alemania del Este podrían cruzar su frontera y marchar hacia Alemania del Oeste para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana, esto debilitó aún más el sentido del muro.

Este hecho motivó manifestaciones masivas en Alexanderplatz, y luego de una protesta pro-democracia en Berlín del Este, el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA en conferencia de prensa transmitida en toda Alemania Oriental anuncia que todas las restricciones habían sido retiradas y que el paso hacia el oeste estaba permitido.

Ese mismo día miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado, de forma que se produjo un éxodo masivo para reencontrarse con amigos y familiares luego de 28 años.

A la medianoche y en las primeras horas del 10 de noviembre de 1989 los ciudadanos abrieron las primeras brechas en el muro, comenzaron a derribarlo, este proceso continuaría durante todo un año.

La rápida evolución de la situación en Berlín llevó al artista Marcus Kaiser a viajar a la ciudad. El Muro de Berlín ya estaba lleno de numerosas aberturas, agujeros y brechas, que habían sido martillados por los berlineses, y Kaiser utilizó algunos de estos agujeros para encerrar una cámara oscura. En cada una de las aberturas seleccionadas a lo largo de la frontera, tomó fotografías en ambas direcciones, este y oeste. El trabajo fotográfico final “Vistas del Muro” consta de siete dípticos de gran formato.

Marcus Kaiser en su obra nos muestra imágenes de división, concretamente la división de un lugar, y lo hace utilizando su medio (Muro de Berlín) de tal manera que se relacione con lo que la división es capaz de hacer. Su trabajo describe con precisión el lugar donde la capacidad filosófica de dividir se encuentra con la división mediática del mundo.

De la misma manera que el texto y cada palabra escrita divide el mundo en uno imaginado y uno real, la imagen también produce una división: se separa, como una obra, del mundo; extrae una imagen inmutable de un mundo cambiante. Entonces, cada imagen significa una separación o división.

Y si cada imagen divide y trasciende el mundo, la tecnología llamada fotografía también está involucrada en la división creada por la imagen. La cámara es, en consecuencia, un agente de división y límite, ya que produce una imagen que divide el mundo en uno real y uno representado.

Estas imágenes de división y límite, que también indican un borde y la división de la imagen, surgieron de la siguiente manera. En enero / febrero de 1990, el tiempo es significativo, ya que el Muro de Berlín acababa de abrirse lo suficiente como para tomar fotografías de ambos lados, pero aún no estaba lo suficientemente abierto como para desaparecer como monumento; Kaiser realizó un estudio del muro en su estado intermedio, el monumento ya mostraba signos considerables de desgaste. Después de solo unos meses de abrirse se había vuelto poroso y estaba lleno de agujeros, hendiduras, brechas, huecos, surcos y cicatrices.

Kaiser no observa la “imagen del otro lado” de manera distante, no toma fotografías de pequeños agujeros en la pared, sino a través de ellos. El medio no es el mensaje aquí, es el muro. Kaiser transforma la pared en una cámara, se involucra con un monumento, no con una ideología.

Kaiser montó placas fotográficas en las aberturas de la pared que fueron grabadas de tal manera que se creó una cámara estenopeica o “pinhole”. La pared se convirtió en una cámara oscura, su espesor era el interior de la cámara, un pasadizo que recogía y enfocaba la luz, invirtiendo sus rayos mientras lo hacía. Una incidencia de luz a través de los veinte centímetros de la pared produjo una imagen. Una imagen del otro lado, en la que la inversión de la imagen en el sentido político se encuentra con la inversión física de los rayos de luz dentro de la cámara.

Sin embargo, la imagen del otro lado es al principio banal; la perspectiva de una hendidura, en su estética cruda, sin forma, revela lo mismo que en este lado. Este es el secreto sobrio de la ideología: no apunta al otro, sino a sí mismo. Por otro lado, se ve igual que en éste, solo que diferente y al revés. Entonces, la ideología, como la imagen y la tecnología de la cámara oscura, consiste en un procedimiento de inversión.

En el siglo XIX algunos pensadores como Marx, Freud y Nietzsche, utilizaron la cámara oscura como una metáfora visual de la ideología o lo ideológico. En sus textos, la inversión física de los rayos de luz se convierte en las inversiones filosóficas del mundo real que deben ser enfocados y traducido al mundo de los conceptos y el pensamiento. Así como la cámara produce una imagen invertida del mundo, el filósofo y el pensador deben invertir el mundo en sus conceptos para darles su “verdad”.

En el trabajo de Kaiser el muro es el monumento ideológico sobre el cual colapsan las imágenes del mundo. Como ideología convertida en monumento, el Muro de Berlín marca el límite que convierte las imágenes del mundo en su opuesto. En resumen, en las imágenes de Kaiser del Muro de Berlín la imagen físicamente invertida se encuentra con la imagen como una inversión filosófica e ideológica.

Kaiser contrarresta la división de la imagen con imágenes de división, imágenes que no solo representan división, sino que lo son, y tratan con ella reubicando la división del medio en el monumento de división.

El vistazo de Kaiser al interior del medio llamado Muro de Berlín, es una especie de autorretrato de la cámara que hace visible el código oculto de una representación visual. A través de esta vista del medio, la formulación de imágenes, no la imagen en sí misma, se destaca.

No es un objeto que se representa aquí; el objeto de estas imágenes es la formación de una visualidad similar a un objeto. Lo que se hace visible aquí es el exterior crudo del interior subjetivo productor de ideología.

Las imágenes resultantes no dependen del punto de vista de un sujeto, sino de un monumento. Nadie está mirando aquí; es el vacío que nos mira. El ojo de nadie crea una imagen anónima y neutral, una imagen des-configurada que nunca antes se había visto.


Loading